domingo, 9 de febrero de 2014

"El despertar de la señorita Primm", Natalia Sanmartín Fiorella

Muchas gracias, como cada tarde que nos reunimos al mes, por compartir con nosotros el placer por la lectura. En esta última sesión comentamos dos libros, pues tuvimos un poco más de tiempo para leer. Además, y en homenaje al primero de ellos, El despertar de la señorita Prim, disfrutamos de una sobremesa de té, café y pastas hechas por nosotras mismas. Espero que disfrutaseis de la "velada".



El despertar de la señorita Prim, de Natalia Sanmartín Fenorella.








“Atraída por un sugestivo anuncio en el periódico, Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto y donde nada resulta ser lo que parece. La señorita Prim ha sido contratada para organizar la biblioteca del Hombre del Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de delicadeza. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los secretos de sus nada convencionales habitantes. Todos ellos pondrán a prueba su visión del mundo, sus prejuicios y temores más íntimos y sus más profundas convicciones.”
Se dice que esta novela es una preciosa historia sobre la belleza de las pequeñas cosas, esas de las que no tenemos tiempo de disfrutar porque nuestro ritmo de vida no nos lo permite. Quizás por ello a todo el mundo le gustaría vivir en un lugar como San Ireneo de Arnois, una pequeña colonia donde todo el mundo es feliz con lo que hace, trabaja el tiempo necesario, ni un minuto más ni un minuto menos, y donde la educación de sus hijos depende de ellos mismos… Un pueblo donde cuando uno tiene un problema solo tiene que llamar por teléfono, pues acudirán rápidamente con litros de té y manjares deliciosos y donde charlarán indefinidamente…
En el club todos coincidimos en que la lectura había sido muy positiva y agradable, con la que te cuestionas muchas cosas y aspectos sobre tu vida pero que un lugar así es difícil que exista, y si lo hiciera, no sería tan bueno como parece. Por ejemplo, ¿realmente sería ideal una educación donde los niños aprenden mucho de los libros pero no de la vida? ¿podría ser alguien verdaderamente libre cuando están preocupándose de él continuamente? ¿no es mejor, a veces, que uno solucione sus propios asuntos?
También estuvimos de acuerdo en afirmar que es un homenaje a la literatura del siglo XIX, Jane Austen es mencionada constantemente, y que sus personajes parecen sacados de esa época, pues incluso uno se los imagina con el vestuario de entonces y no el actual. Podría tener muchas lecturas y se podría hablar mucho sobre él: del hombre del sillón, del que no se dice su nombre; padre de unos niños que no son suyos, cariñoso, sabio, humilde, que parece estar por encima de las cosas de este mundo…; las mujeres feministas que defienden la libertad de la mujer, pero al lado de un hombre...; la escuela, donde la maestra no es titulada…; la jornada laboral de cinco horas, suficiente para abastecer al pueblo de todo lo necesario…

Es, sin duda, un libro para leer en más de una ocasión.

«—A ver si entiende lo que trato de decirle, Prudencia: uno no puede construirse un mundo a medida, pero lo que sí puede hacer es construirse un pueblo. Aquí todos pertenecemos, por decirlo así, a un club de refugiados. Su patrón es uno de los escasos habitantes que tiene raíces familiares en San Ireneo. Él volvió aquí hace unos años y puso en marcha la idea. [...] »La señorita Prim, que había escuchado con mucha atención la explicación de su amigo, suspiró con resignación. »—Dígame, Horacio… ¿hay algo más que yo debiera saber sobre este pueblo? »—Desde luego que lo hay, querida —contestó él con un guiño mientras se disponía a apurar su bebida—. Pero no pienso decírselo.»


“Y sólo aquí, podrás comenzar un viaje inolvidable en busca del paraíso perdido, de la amistad de la magia y del amor, y encontrar, en la belleza de las pequeñas cosas, esa pieza que falta, la pieza maestra, para completar el puzzle de cada uno.”


"Carlota Fainberg", Antonio Muñoz Molina


Carlota Fainberg, de Antonio Muñoz Molina. Autor español, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2013.

El argumento se desarrolla en el aeropuerto de Pittsburgh, Pensilvania. Claudio, profesor asociado del Humbert College, narra su encuentro con Marcelo M. Abengoa, ejecutivo madrileño de una importante multinacional hotelera. Ambos esperan la confirmación de sus vuelos, que han sido retrasados a causa de una fuerte nevada. Cuando Claudio le cuenta que viaja a Buenos Aires, Marcelo, extrovertido y confiado, le relata una fantástica historia de amor que vivió con una mujer, Carlota Fainberg, en un decadente hotel de la capital argentina. A continuación, Claudio narrará su estancia en Buenos Aires y su visita al Town Hall, donde descubrirá que Carlota lleva muerta veinte años y donde será testigo de la presencia del fantasma en el comedor del hotel.

Una de las originalidades de esta novela es la intercalación de palabras en inglés. Puede ser un gran acierto si se tienen algunas nociones de vocabulario y de expresiones de la variante americana. Aunque se nos presenta a Claudio como un español con fuertes hábitos americanos, especialmente en el idioma, al llegar a la capital bonaerense, se transforma y recupera su carácter latino, mientras recuerda a Abengoa en sus paseos por  la ciudad. La antipatía inicial que le produce Marcelo, sincero y seguro de sí mismo, se va transformando poco a poco en profunda admiración:

 No era alto, sino más bien stocky, y su cuello parecía más corto debido a un jersey de lana con dos botones en el hombro derecho y una hechura que le subrayaba la curva de una barriga notoria pero también fornida, la barriga de un hombre a la vez activo y familiar, tentado por el fitness pero también por la paella, y más aficionado a las cañas de cerveza y a los berberechos que a los complejos vitamínicos o al providencial Prozac. Lucía, en la claridad neutra y lívida del aeropuerto, un bronceado de pura salud casi rural, sin la menor sospecha de artificio.”

“ Paseando ociosamente por Buenos Aires le di la razón al ya borroso Abengoa, a quien había tenido tan cerca durante unas pocas horas de mi vida y a quien seguramente no volvería a ver más: su ojo clínico, como él mismo habría dicho, resultó muy acertado. Me gustaba ver a esas mujeres bellas y enérgicas taconeando por las calles...

Al final de la novela, cuando regresa a su universidad y le informan de que ya no va ser ascendido a profesor titular, siente un mayor rechazo por la hipócrita sociedad americana y sueña con poder viajar a España y reencontrarse con su amigo Marcelo Abengoa.

Otra de las peculiaridades de la obra son los sucesos mágicos (realismo mágico) que enmarcan la historia central: la historia de amor portagonizada por el fantasma de la antigua cabaretera de fama Carlota Fainberg. Esta mujer, casada con el dueño del hotel, engañaba continuamente a su marido. Este, cansado de ser la burla de todos, asesina a su esposa dejándola caer por el ascensor desde la planta quince, donde vivía el matrimonio. A partir de entonces, como si de una maldición se tratase, el hotel entra en decadencia. Es el dueño el que, convertido en recepcionista, envía a los extranjeros que llegan a alojarse allí a la planta quince, donde caen en los brazos de Carlota y quedan prendados de ella para siempre (recordemos que Marcelo vería a partir de aquel momento a Carlota en todas las mujeres con las que se cruzase en su vida). Todo termina con la muerte del dueño del Town Hall y el cierre definitivo del hotel, que coincide con el mismo día que lo visita Claudio.

En general gustó bastante la obra. Sobre todo se habló del carácter tan dispar de los antagonistas: muy español, Marcelo, y muy soso, Claudio. Se recalcó especialmente el temperamento frío de los anglosajones.